El gobierno de Chile descartó este viernes flexibilizar su política migratoria por alguna crisis política en la región, ante la posible ola de migrantes venezolanos tras la toma de posesión de Nicolás Maduro el 10 de enero.
El jefe del Servicio de Migraciones chileno, Eduardo Thayer, subrayó que no «cambiará su política migratoria fronteriza por una crisis en algún país». «Chile no incentivará nuevos flujos migratorios», sentenció.
«Primero hay que integrar a quienes ya están en el país y resolver las tensiones que se puedan dar o los problemas de integración y regularidad», afirmó Thayer a la agencia EFE.
Thayer consideró que es «prematuro» hablar de una nueva ola de migrantes hacia Chile. Igualmente, aseguró que el Gobierno de Gabriel Boric «seguirá aumentando el control fronterizo y reduciendo el ingreso irregular».
«ES UN PROBLEMA»
El Servicio de Migraciones de Chile apuntó que durante el 2024 cayeron en un 37% los ingresos irregulares de migrantes. Además, respecto al 2022, cuando fue el pico del flujo migratorio, cayó en un 48%.
«Tener personas en situación irregular es un problema para la seguridad del país, para la integración y para la convivencia», acotó Thayer, quien ratificó la política del gobierno chileno de evitar la entrada ilegal de migrantes.
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Las autoridades chilenas han indicado que el 6,6% de los migrantes residentes en el país se encuentran en situación irregular. Ante este escenario, están analizando abrir un proceso de regularización de unas 180.000 personas.
Varios especialistas han alertado de un nuevo flujo de migrantes venezolanos tras la toma de posesión de Maduro. Ante este escenario, algunos gobiernos se estarían preparando para recibir otra ola durante el 2025.