El último día del año 2022 nos trajo la noticia de la muerte del papa emérito Benedicto XVI, más recordado por renunciar al cargo de sumo pontífice que por lo que hizo durante su gestión.
Joseph Aloisius Ratzinger, murió a los 95 años en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde vivía desde que renunció al papado en 2013.
Leer Más
Dado que Benedicto XVII pasó a convertirse en papa emérito durante los últimos ya que no se desempeñaba como cabeza de la Iglesia Católica, su funeral debería ser distinto al de un pontífice en curso que al fallecer deja su lugar sujeto a una nueva asignación.
Sin embargo, luego de la muerte de Ratzinger, el panorama será modificado, según reseñó el medio Prensa Libre.
La razón del cambio es que además de haber sido papa emérito, fue soberano del Vaticano, la única monarquía absoluta de Occidente.
Cuando un papa emérito fallece se le debe velar en su última sede episcopal. Se realiza una misa de cuerpo presente y la mayoría de las veces es sepultado en el mismo templo. Por esto también le corresponden estas exequías a Benedicto.
RITO OFICIAL PARA VELAR A UN PAPA CUANDO FALLECE
Cuando un papa fallece, y luego de ser certificada su muerte por parte de un grupo de médicos, empieza el turno de vela por los llamados canónigos penitenciarios (integrantes de un cuerpo eclesiástico en un templo), se encienden cuatro velas que son colocadas en los pies de la cama y luego se coloca un recipiente llamado acetre con agua bendita.
Cuando los comandantes de la Iglesia Católica mueren, queda al mando el cardenal camarlengo. Este llega hasta el papa recién fallecido para asegurarse de su deceso y así, oficializarlo.
LEA MÁS: EL PAPA EMÉRITO BENEDICTO XVI FALLECIÓ ESTE SÁBADO 31DIC A LOS 95 AÑOS
El camarlengo se acerca al sumo pontífice, y con un pequeño martillo de plata golpea la frente del difunto tres veces, pronuncia su nombre y le pregunta “¿Duermes?”. Luego del pequeño acto, y de verificar que está muerto, el camarlengo debe oficializar la muerte: “De verdad el Papa ha muerto”
Una vez el camarlengo oficializa el hecho, se traslada la información al cardenal vicario de Roma quien debe hacer público el deceso. Luego del anuncio, las campanas tanto de Roma como de todas las iglesias del mundo deben tocarse.
VÍSCERAS EXTRAÍDAS
Luego de la oficialización, el cuerpo se baña y el procedimiento dicta que las vísceras del religioso se extraigan y se coloquen en urnas que se conservan en una cripta subterránea de la iglesia San Vicente y san Atanasio.
Posterior al lavado de cuerpo, este se arropa con una sotana blanca, y se procede a vestirlo con unas ropas especiales.
Luego se trasalada a la capilla Sixtina donde los miembros de la Santa Sede y los diplomáticos presentan honores. Un día después, se traslada a la basílica de San Pedro frente al altar de confesión para que la feligresía lo vele y se despida.
Después de la velación, se lleva a cabo una misa de exequias que dirige el cardenal camarlengo y el decano del colegio cardenalicio. A la misa llegan presidentes y miembros de las distintas dinastías, así como representantes con quienes el Vaticano tiene relaciones diplomáticas.
Una vez concluye la misa, el cuerpo se coloca en un féretro de ciprés que tiene una cruz negra sobre la tela y está forrado en terciopelo rojo.
ENTERRADO EN TRES ATAÚDES
Este féretro se deposita posteriormente en otro ataúd de plomo, el cual a su vez se inserta en uno de madera de olmo o roble. En total, los ataúdes pueden llegar a pesar más de 500 kilos.
Antes de cerrar el triple ataúd, un miembro de la casa pontificia deposita dentro del segundo ataúd un tubo metálico que contiene un pergamino con el acta de defunción, los hechos notorios del Papa, así como medallas y monedas acuñadas durante su ministerio.
