La llegada masiva de migrantes venezolanos a Chicago (EEUU) ha generado una creciente tensión en la ciudad, especialmente en las comunidades afroamericanas del South Side.
Los pandilleros locales, que ya enfrentan numerosos desafíos, expresaron su descontento por la presencia de la banda criminal venezolana conocida como el Tren de Aragua.
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Esta situación llevó a un aumento en los conflictos territoriales y ha generado temores de una posible guerra entre pandilla.
Tyrone Muhammad, un expandillero que ahora dirige un programa de prevención de la violencia, ha sido una de las voces más críticas.
«Es imposible liberar a pandilleros y criminales en nuestro país a través de las fronteras y los muros rotos e infiltrarlos en nuestra comunidad que ya está empobrecida y rota», dijo a The Post la semana pasada en O Block, un tramo a lo largo de South King Drive que se considera el más peligroso de la ciudad.
“Cuando las bandas negras de aquí se harten de las ilegalidades y las actividades criminales de estos inmigrantes o no ciudadanos, la ciudad de Chicago va a arder en llamas y no habrá nada que la Guardia Nacional o el gobierno puedan hacer al respecto cuando el derramamiento de sangre llegue a las calles. Serán los negros contra los inmigrantes”, advirtió.
Muhammad, quien pasó 20 años en prisión, señaló que la llegada de los migrantes y la expansión del Tren de Aragua son la “gota que colma el vaso” para una comunidad ya empobrecida y en dificultades.
MIGRANTES EN CHICAGO
Las cifras recientes muestran que Chicago ha gastado casi 500 millones de dólares, en los últimos dos años, para apoyar a más de 42.000 migrantes que han llegado desde 2022.
Este gasto incluye ayudas para el alquiler, tarjetas de cupones de alimentos e incluso automóviles. Sin embargo, muchos residentes locales se sienten desplazados y marginados, ya que algunos propietarios prefieren alquilar a los migrantes debido a los incentivos gubernamentales.
Pero, fue la presencia del Tren de Aragua, la que exacerbó aún más las tensiones.
El reverendo Corey Brooks, quien dirige el grupo Project Hood, también advirtió que la situación en Chicago podría empeorar si no se abordan las preocupaciones de la comunidad local.
Brooks señaló que la ciudad y el estado deben encontrar un equilibrio entre ayudar a los migrantes y proteger a los residentes locales. La falta de acción podría llevar a un aumento en la violencia y el derramamiento de sangre en las calles, dijo.
