¿Te quejas permanentemente? ¿Qué pasa?

¿Todo es energía? ¡Sí!

Caraota Digital
Por Caraota Digital 8 Min de Lectura
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Por María Laura García 

Seguramente si eres de los que te quejas, es porque nunca te has parado a pensar el cómo hacerlo puede afectar negativamente tu vida, lo que si puedo asegurarte es que al finalizar tu día debes quedar exhausto y sin energía.

Piénsalo, después de estar todo el día quejándote de todo y de todos ¿No terminas irritable, sin ganas ni de que te hablen?

Analiza y sincérate ¿Te la pasas con el foco en lo que falta, lo feo, lo que está mal? Y es más, no accionas o te mueves para cambiar o mejorar las cosas, porque solo críticas.

Sé que esto no lo vas a asumir, pero terminas siendo ese tipo de personas que yo llamo “nube negra”.
Hoy les hablaré del por qué esta estrategia, es nada inteligente, para ver si te animas a cambiarlo.

¿Cómo surgen las quejas?

De situaciones que te producen frustración e insatisfacción personal consciente e inconsciente, que te genera una incomodidad real o desproporcionada y, en consecuencia, experimentas la necesidad de drenar la ansiedad y, la queja, es la vía de escape. Además que, sin duda alguna, la queja es la herramienta que te lleva a acaparar la atención y con ello mermar tu molestia.

Pero, además, también se trata de ese ego no atendido que te lleva a acaparar la atención a través del pataleo continuo.

Pudieras sentir que mereces que el mundo debe girar a tu alrededor y si tus expectativas no son satisfechas como lo sueñas te quejas y como nunca estás feliz, te quejas todo el tiempo.

¿Son felices los que se quejan?

Después de lo que te he comentado, pienso que el que se queja permanentemente no es feliz, porque no hay nada que le llene o contente y vive desde la perspectiva de la escasez ¿Se imaginan el infierno que vive el “insatisfecho” y los que le rodean? De cierta forma, está pidiendo socorro porque NO sabe lidiar sus circunstancias y sufre por ello. El que se queja solo desea ser feliz mientras expande esa energía negativa hacia los demás. Y lo peor es que no debe resultar una persona grata para nadie y lo que atrae, por lo energía en la cual vibra, es igual o peor, es como una especie de circulo vicioso. Y esto no lo imagino, lo afirma la ciencia. Aún peor, quizás lo malo que ve solo esta en su cabeza y es ese el mundo que construye para sí y los de su entorno.

Insisto, una estrategia poco inteligente, puesto que, cuanto más se queja, menos feliz es.

Tú eres el único que puede hacer algo por cambiar…

Te regalo lo que por siglos afirman los gurú de la salud mental y la auto ayuda: “Todo cambiaría si vieras la vida desde la abundancia, o viendo el vaso medio lleno”.

Comienza por morderte la lengua antes que comenzar a criticar algo o quejarte. A partir de ahora, trata de enfocarte en lo positivo por pequeño que sea y agradece.

Rodéate de personas solidarias que ayudan a otros y haz tu lo mismo, para que recibas el cariño y el agradecimiento, lo cual te hará sentirte valorado y apreciado.

Si esto no te anima como para hacer algo respecto a tu negatividad, al menos, mantén la boca cerrada. Es tu elección y poder hacerlo.

Cuidado, porque quejarse también es contagioso. Si alguien vine a compartirte sus quejas, solo escucha y no te sumes o eches leña al fuego, emitiendo más comentarios negativos al respecto, a menos que con ello lleguen a conclusiones sobre cómo ayudar a cambiar las cosas, pero desde la acción no solo en el “mood” de la especulación.

Entiendo que al quejarnos buscamos un poco de comprensión o compasión de la persona que nos escucha, es decir, que empatice con nosotros, pero que feo es vivir en “modo víctima”.

Deja de ser el famoso crítico de sofá, que se cree el dueño de la verdad detrás de las cosas; pero no hace nada al respecto, no aportan con hechos para mejorar su entorno, sólo se quejan.

Con esta actitud dudo que la gente quiera estar siempre contigo y eso no te evite. Así que, presta atención a el tipo de conversación que tienes con los que te rodean.

Por último …

Como siempre te he dicho, las palabras tienen gran poder. Cuando piensas o hablas sobre algo, estás programando y enseñando a tu cerebro cómo pensar y actuar. Cuando solo te quejas, la bioquímica se transforma a tono, es decir, se sincroniza con la ansiedad, el disgusto y el estrés, para complicar y ennegrecer tu alrededor.

Si pararas de quejarte y comenzaras a elegir “pensar en positivo” incluso harías mejores elecciones y estarías asumiendo el control de tu futuro para bien. Piensa y actúa preocupándote paz.

¿Cómo lograrlo?

Ve, hora a hora, día a día, semana a semana, así lo logré yo. Cada vez que pensaba algo malo, atajaba mi mente, buscaba sustituir ese pensamiento imaginando lo contrario y si me provocaba quejarme de algo o de alguien, me mordía los labios antes de decir eso en voz alta. Me decía si no suma, “no lo digas” o “calladita te ves más bonita”. Mis conversaciones las mantenía o iniciaba buscando resaltar algo positivo sobre cualquier cosa, es decir, aprendí a habla o resaltar lo bueno y si lo malo no podía cambiarlo ni lo mencionaba, porque la gente no es tonta y también lo nota, entonces para atormentar el mundo.

Todo lo anterior, hasta que de repente me he visto, hablando de todo menos de lo malo. Incluso, a las personas que tienen esa manía o, las evito o, les cabio el tema cada vez que puedo; y jamás les alimento su negatividad siguiéndoles la corriente o echando un fosforo una vasija con gasolina.
Mi invitación es a que comiences a prestar atención de lo malo que piensas o dices, para que lo evites cada vez que puedas. La idea es que aprendas a tener consciencia de la cantidad de veces que te quejas en una hora y, además, que evites a los que viven desde la queja.

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