¿Cuándo debemos hacer una pausa?

¿Cuándo debemos hacer una pausa?

¿Cuándo debemos hacer una pausa?

Caraota Digital
Por Caraota Digital 6 Min de Lectura
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Por María Laura García 

Si darnos cuenta en el día a día, solemos sobrecargarnos emocionalmente pues no le damos descanso a nuestro cuerpo por el exceso de responsabilidades, retos y problemas cotidianos. La realidad actual por su competitividad y demandas nos lleva a sobreexcedernos sin notarlo, de hecho, vamos a una velocidad desmedida. Vivir bien en cualquier lugar del mundo e incluso, algunos dirían que especialmente en Venezuela, resulta muy duro. Y yo acotaría, que en nuestro país hasta los más sencillo resulta complejísimo.

Eso nos agota más allá de lo normal porque nuestro organismo está sometido constantemente a una alta exigencia del entorno. Por ello, debemos aprender a escuchar las maneras que tiene el cuerpo para decir hasta aquí, necesito una pausa.

Son varias las señales que por orientación y en función de mi experiencia te comentaré para que busques ayuda de un especialista con la intención que te indique qué hacer, aunque lo más sencillo es detenerse de diversas formas para “bajarle dos” a la ansiedad si sientes ese cansancio extremo.

Lo primero es comprender qué es lo que está generando malestar en tu vida y te está provocando diversas molestias, pues así tendrás mas claro qué y cómo pausar.

¿Qué siento cuando no tengo fuerzas?

Me aqueja un dolor y tensión muscular, sobre todo en la espalda. Siento que mi cuerpo no tiene energía. Cuando experimentamos ansiedad, nuestro cuerpo está constantemente en tensión preparado para afrontar una situación de “amenaza” real o imaginaria. Esta tensión se va acumulando produciendo disconfort muscular. Otro signo es que se hace más severo mi bruxismo, que no es otra cosa que el apretamiento de la mandíbula en exceso, lo cual da lugar a contracturas en el cuello y nuca, que a su vez contribuye a empeorar el dolor muscular.

Sobreviene la evitación. Cuando me siento agobiada por la ansiedad o el cansancio evito ir a reuniones o salir de casa, busco solucionar todo desde allí o incluso desde mi cama. Por la fatiga no cuento con las energías necesarias que esto implica. Y esto no es positivo porque a veces implica postergar responsabilidades.

Otra señal del exceso, agotamiento y colapso mental es la mala calidad de sueño. Por la ansiedad, el cerebro se mantiene más activo de lo normal, lo cual no solo consume energía a lo largo del día, sino que además nos dificulta obtener el descanso suficiente durante el sueño. Esto se traduce en horarios de sueño irregulares. Una privación del sueño que no nos permite concentrarnos o rendir adecuadamente.

En muchos se hacen presente los problemas digestivos, ante la ansiedad y la falta de descanso. En mí no tanto, menos mal, pero son comunes. Este sistema es muy delicado y susceptible a nuestras emociones. Por ello, los que tienen problemas emocionales o ansiedad, generalmente padecen trastornos digestivos inexplicables.

La falta de descanso y los nervios nos hace irritables ante lo mínimo. Si te sientes intranquilo incluso hasta sin motivos es momento de reflexionar y detenernos insisto.

¿Por qué el cansancio extremo se entremezcla con la ansiedad?

La ansiedad no es más que la respuesta de nuestro cuerpo ante la amenaza o exceso de expectativas y responsabilidades, más nuestra tendencia a la “anticipación” ante la vida. “En estas circunstancias el pulso se acelera para poder llevar sangre más rápido a los músculos y el cerebro para que tengan capacidad de respuesta para enfrentar una situación que quizás solo sucede en nuestra cabeza.

El problema es que muchos de nosotros vivimos así a diario con esa sensación prolongada de que algo va a ocurrir y ojo, por motivos poco amenazantes, haciendo trabajar de más a nuestro organismo y así, deteriorándolo inútilmente.

¿Te imaginaste las consecuencias que esto provoca? Esa alerta constante del cuerpo nos mantiene agotados y con el peligro de colapsar en cualquier momento, pues por NO ser capaces de descansar adecuadamente, poco a poco se entra en una espiral de fatiga, no solo a nivel físico sino también emocional.

Como consecuencia entramos en lo que se conoce como cansancio extremo por ansiedad, una situación frustrante que nos afecta en prácticamente todos los campos de nuestra vida.

Si sientes que encajas en esta descripción, no dudes en ponerte en contacto con un especialista y detente un poco.
Finalizo este escrito con el siguiente resumen e insisto, si haces check en varios de estos puntos, es hora de ocuparte de ti:

  • Te sientes fácilmente irritable
  • Estás completamente desmotivado
  • Padeces de ansiedad o ataques de pánico
  • Tienes problemas para dormir
  • No tienes paciencia
  • Padeces de indigestión
  • Sientes ganas de llorar inesperadamente
  • Te desvinculas de la realidad
  • Te sientes vacío

¡Hasta la próxima!

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